El sueño de acampar sin renunciar al placer
Siempre hubo algo mágico en la idea de acampar: el crujir de la madera en el fuego, el cielo tachonado de estrellas, el eco de la noche respirando en la distancia. Pero la idea de dormir sobre el suelo húmedo, de despertar con el frío calando hasta los huesos, de luchar con un saco de dormir que parece conspirar contra el descanso, puede convertir ese sueño en una prueba de resistencia. Entonces, nació el glamping.
En Colombia, esta experiencia ha florecido con fuerza, convirtiéndose en un puente entre la naturaleza salvaje y el lujo. Es la posibilidad de dormir bajo un cielo infinito sin renunciar a la comodidad de una cama mullida, de sentir la brisa andina sin preocuparse por el frio, de despertarse con el canto de los pájaros sin haber tenido que lidiar con una tienda de campaña enredada en sus propias varillas.
La cultura del glamping en Colombia: Entre la selva, el llano y la montaña
Colombia, con su diversidad geográfica, ha hecho del glamping una experiencia adaptada a todos los gustos y territorios. Desde los domos en las montañas de Antioquia hasta las burbujas con vistas al embalse de Guatavita, cada destino cuenta una historia diferente.
En el Amazonas, dormir en ecolodges elevados sobre la selva permite escuchar la sinfonía nocturna de los animales en su hábitat natural. En las llanuras del Meta, el glamping se convierte en un balcón privilegiado para ver el amanecer llanero, donde el sol incendia la sabana con colores imposibles. En las playas del Caribe, estructuras inspiradas en las viviendas nativas ofrecen la sensación de estar en un paraíso apartado del mundo, pero con todas las comodidades modernas.
Opciones para todos los gustos: burbujas, domos y ecolodges
El glamping en Colombia no se limita a una sola forma. Existen opciones tan variadas como los paisajes del país:
- Burbujas transparentes: Para quienes sueñan con dormir bajo el firmamento sin interrumpir la vista con lonas o techos.
- Domos geodésicos: Espacios cálidos y vanguardistas, con estructuras que integran diseño y naturaleza.
- Tiendas teepee: Inspiradas en las viviendas indígenas, ofrecen una experiencia de conexión ancestral.
- Ecolodges sostenibles: Diseñados con materiales locales y prácticas ecológicas, son una opción para viajeros conscientes con el medio ambiente.
Cada tipo de alojamiento tiene su propia magia, pero todos comparten un mismo espíritu: ofrecer una experiencia única donde la naturaleza y el confort se encuentren en equilibrio.
Más allá del descanso: experiencias que transforman
El glamping no se trata solo de un lugar donde dormir. Es una experiencia completa que invita a explorar, a sentir y a redescubrir. Muchos de estos espacios ofrecen actividades complementarias que enriquecen la estancia:
- Senderismo y cabalgatas por rutas que atraviesan bosques, montañas y ríos.
- Deportes acuáticos, como kayak y paddleboard, en embalses y lagunas cercanas.
- Observación de estrellas, con noches despejadas que revelan la profundidad del universo.
- Talleres de yoga y meditación, para conectar con la naturaleza y el propio ser.
- Gastronomía local, donde cada plato cuenta una historia de la región.
En lugares como Domus Glamping en Guatavita, la vista al embalse se convierte en un espectáculo que acompaña cada amanecer. En Itawa, en el Meta, la extensión del llano se funde con el cielo, regalando postales imposibles de olvidar.
Sostenibilidad y conexión con el entorno
El auge del glamping en Colombia también ha traído consigo una conciencia más profunda sobre la importancia de conservar los paisajes donde se instala. Proyectos como Nativo en Barichara han implementado estrategias sostenibles, como plantar árboles por cada reserva realizada.
Esto no es solo turismo; es una forma de habitar y respetar el territorio. Es entender que cada noche bajo las estrellas deja una huella, y que esa huella puede ser positiva si se hace con el debido respeto por la naturaleza y las comunidades locales.
Glamping cerca de las grandes ciudades: escapadas de lujo sin largas distancias
Para quienes buscan una desconexión rápida sin alejarse demasiado, hay opciones de glamping a pocas horas de las principales ciudades:
- Glamping en Bogotá y Cundinamarca: Lugares como Guatavita, La Calera y la zona de Zipacaima (compuesta por Zipacón, Anolaima, Cachipay y La Mesa) ofrecen vistas impresionantes, un clima templado y una cercanía privilegiada a Bogotá, ideal para una escapada rápida sin alejarse demasiado de la ciudad.
- Glamping en Medellín y Antioquia: Enclavados en las montañas, estos glampings permiten una inmersión en la naturaleza sin perder el acceso a la ciudad.
- Glamping en Santander y Bucaramanga: Espacios donde la aventura y el descanso se combinan a la perfección.
Los precios por noche pueden variar entre $250.000 y superar el millón de pesos colombianos, dependiendo del nivel de confort, la cantidad y calidad de los servicios, así como de los espacios complementarios. Pero más allá del costo, el valor real está en la experiencia.
Un viaje hacia lo esencial
El glamping en Colombia no es solo una tendencia; es una forma de viajar que redefine nuestra relación con la naturaleza. Es la posibilidad de escapar del ruido sin renunciar a la comodidad, de mirar el mundo con ojos nuevos sin perderse en la rutina de lo cotidiano.
Quizás, después de una noche en un domo rodeado de montañas, te des cuenta de que no necesitas tanto para sentirte completo. Que el lujo no siempre está en lo ostentoso, sino en la simpleza de respirar aire puro, de dormir bajo las estrellas, de despertar con el sonido del viento en los árboles.
Porque, al final, viajar no se trata de cuánto nos alejamos, sino de cuánto nos acercamos a nosotros mismos.